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ANDY SAKKAL

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PROXIMAMENTE ESTAREMOS SUBIENDO LA ENTREVISTA

LUCAS PEREZ COLMAN




Nos conocimos con Lucas a través del interés en el esoterismo occidental, las formas tradicionales de magia y las órdenes místicas.
Su larga pertenencia a la O.T.O. (Ordo Templi Orientis, fundada por el célebre Aleister Crowley), así como su práctica diversa en formas de invocación y trance le brindan un acervo de conocimientos tan amplio como específico, que su particular personalidad convierte permanentemente en algo práctico, aplicable y útil, al tomar el camino mágico como fuente de inspiración poética y filosófica pero, sobre todo, profundamente personal.

Considerando que algunas teorías sobre el funcionamiento de la magia ritual señalan que al menos buena parte del mismo se basa en procesos intrapsíquicos, lo que significa que tiene muchos puntos de contacto con la práctica de la psiconáutica, invitamos a Lucas a explorar esta premisa y sus ramificaciones en la siguiente entrevista. 

Cabe señalar que la entrevista no pudo ser completada por sostenida incompatibilidad de agendas, por lo que algunas ideas pueden no ser completamente exploradas o cerradas.

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Lucas, buenos días. Contanos para empezar cuál es tu formación en estos temas, a nivel teórico y empírico.

Buen tiempo y buen espacio para todos!

En primer lugar no sé si hablar “de formación” o “de deformación”. Creo que la “formación” es aplicable a los ámbitos académicos (también podríamos hablar de “academicismo oficial”, pero me parece redundante), que pretenden (con gran éxito en los alumnos más “brillantes”), formar, o lo que es prácticamente lo mismo, “estructurar” el pensamiento en torno a un corpus de conocimiento producto de otras tantas mentes “formadas” o estructuradas, corpus que a su vez ha sido reordenado para adaptarse a la ideología y a la cosmovisión de las estructuras de poder imperantes.

En cambio, si hablamos de “cosas” como el trance, y la magia en general, estamos hablando de herramientas que, bien comprendidas y bien utilizadas, son básicamente desestructurantes, o deformantes, en el buen sentido, que es la transformación, es decir, no la búsqueda de una forma mejor, sino directamente la superación de toda forma.

Ahora sí, hecha esta salvedad, yo les hablaría no de mi formación en, sino sencillamente de mi relación con los temas que me proponen. Y esta relación empezó cuando comencé el secundario.

Hasta el momento había vivido como la mayoría de los niños, caminando más o menos dócilmente en la dirección marcada por mis padres, aceptando los paradigmas que me imponían y las decisiones que ellos tomaban por mí. Fue así que terminé, (o más bien comencé, porque de hecho nunca terminé!) en el Colegio Carlos Pellegrini. Allí pude confrontar “concientemente” con la realidad del ámbito académico (una parte mía se ríe pensando que sólo estoy empleando expresiones elegantes para explicar que era un vago!), lo cual me causó repugnancia por un lado, y horror por el otro (qué frase para Lacan!!!), es que sí, me horrorizaba ver cómo mis compañeros se tomaban todo eso en serio y se mataban por tener la tarea más completa o mejor hecha. Y yo, que cuando llegaba a mi casa lo único que quería hacer era olvidarme de toda esa locura, las más de las veces volvía al colegio sin haber estudiado o sin haber hecho la tarea, de modo que la pasaba bastante mal cuando todos me cerraban la puerta en las narices cuando iba a pedirle los resultados a mis compañeros más “responsables”.

En fin, que como todo me parecía una pérdida de tiempo, recordé la frase de Mark Twain, “Nunca dejé que la escuela interfiriera con mi educación” (maldito el día que la escuché, me marcó para siempre. No habría que permitir que los niños se acerquen a ciertos autores, pero pensándolo bien, con todas las distracciones que hay ahora, ya lo han logrado), y adopté la costumbre de llevar siempre un libro para leer, no en los recreos, sino directamente durante las clases. Obviamente no leía a la vista de los profesores, pero los pupitres del Pelle tenían debajo de la tapa un espacio para acomodar los útiles, que me servía de hide para mis libros.

Estaba todavía en primer año, no sé si aún tenía 13 o ya había cumplido los 14. Las palabras del profe de turno (así como las acotaciones de mis compañeros) entraban y salían alegremente de mis oídos, mientras yo devoraba un librito de Zen, “Reflejos en la Nada”, de Jan Willem Van de Wetering (a quien estoy eternamente agradecido).

El libro cuenta las experiencias del autor en un monasterio Zen, adonde había ido en su juventud en busca de “una experiencia trascendente”. Y de hecho aprende y vive muchas cosas grosas, pero nada “trascendente”. Llega el día en que tiene que “volverse a casa”, y desilusionado por lo que vive como un fracaso con respecto a sus expectativas, se va a cagar a un bañito que, siguiendo la costumbre japonesa tradicional, está fuera del edificio central del Monasterio, en medio de la naturaleza.

Siente la tentación de dejar la puerta entreabierta, para disfrutar edípicamente de la belleza de Madre Natura, cosa que hace, y cuando está en medio de los menesteres de la función escatológica que todos conocemos y que por lo tanto me siento eximido de tener que describir, en medio de la lucha intestina y con la mirada perdida en el horizonte, comienza a tener una visión que se superpone gradualmente a los rayos del sol que reverberan sobre el prado. La luz se transforma en un río de aguas ondulantes, y sobre las aguas se mece un bote. El bote tiene algo en su interior, y un vistazo más cercano revela que se trata de un cadáver. El bote se acerca todavía más, y la identidad del cadáver se revela como un rayo inesperado: es él mismo. Y eso, a él, le cambió la vida para siempre. Lo gracioso es que a mí también.

Tuve la sensación como de abrir los ojos después de haber estado durmiendo toda la vida, de salir justamente como de un estado de trance para comprender el sentido y la realidad detrás de las apariencias. El clímax de la experiencia, digamos a nivel cognoscitivo, me habrá durado aproximadamente una semana, pero los resultados me marcaron de por vida.

Seguí leyendo cuanto libro de ocultismo, orientalismo y magia podía encontrar en esa época, estamos hablando de los 80, y ya con 14 años comencé a practicar Yoga en forma autodidacta con un manual de Swami Sivananda, y Karate Shotokan, en el mítico Dojo “Samurai”, mientras experimentaba con la meditación con mantra. (Es más, ahora me estoy acordando que antes de la “experiencia del baño”, había comenzado a estudiar filosofía occidental “por las mías”, leyendo libros introductorios, haciendo cuadritos sinópticos y todo eso, pero pronto lo deseché porque en el fondo me parecía algo superficial.)

Intentaré resumir un poco porque esto ya parece una autobiografía. A ver. Uno de mis siguientes libros fue un “Manual de Levitación”, donde mencionaban a un tal “Aleister Crowley”. Y si bien era apenas una mención, algo me llamó poderosamente la atención y me puse a investigar sobre el personaje, tarea complicada en tiempos pre internet. Hasta que un buen dìa encuentro en la librería Santa Fe un librito rojo con la tapa impresa en oro, El Libro de la Ley. Y quién, estaba detrás? Aleister Crowley, claro.
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Uno de los retratos más populares de A. Crowley.



Me pasé años tratando de desentrañar sus significados ocultos, mientras seguía con mis prácticas, que además incluyeron por un buen tiempo los estudios de AMORC.

Mis investigaciones me llevaron, ya más grande, alrededor de los veintipico, con una iniciada tántrica que había recibido su iniciación de un iniciado bengalí, y pude así profundizar y comenzar a comprender un sendero que siempre me había fascinado, y que sigue aún más oculto que antes, al menos mientras siga proliferando la caterva de talleristas y cursistas que lo reducen a una “forma de amor espiritual”, y a quienes los tántricos auténticos sencillamente llaman impostores.
Por esa época hice también el profesorado de Yoga en la Universidad del Salvador, donde hice además estudios complementarios sobre el I Ching, Vedanta y Budismo Tibetano.

Mis estudios sobre la obra de Crowley se iban poniendo cada vez más interesantes, hasta que tomo la decisión de iniciarme en su Orden, la Ordo Templi Orientis. Para eso debía salir de Argentina, así que decidí viajar a Estados Unidos, más específicamente a California. Viajé para allá en plena crisis del 2002, y mientras el avión levantaba vuelo sentía cómo el país se caía una vez más a pedazos, mientras yo iba rumbo a otra realidad.

Allá las cosas se dieron “mágicamente”, como cuando uno tiene la certeza de estar donde tiene que estar y en el momento en que debe estar.

Estuve el tiempo suficiente para conocer a Rodney Orpheus, famoso mago de la Orden con quien acordé traducir su primer libro, ABRAHADABRA. De hecho, la edición pirata que anda circulando en español es mi traducción, aunque obviamente no lo mencionan. También estuve estudiando magick con Lon Duquette, uno de los miembros más antiguos de la Orden y toda una leyenda, quien junto con mi iniciador me propuso llevar la Orden a la Argentina, cosa que, una vez superada la sorpresa inicial, acepté con inconsciente entusiasmo.
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Rodney Orpheus

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Lon Duquette


Mi historia al frente de la OTO en la Argentina ya sería tema para otra nota, pero te lo voy a resumir diciendo que fueron 12 años de trabajo duro, aprendizaje acelerado, y mucha, muchísima diversión.

Tristemente hoy en día la Orden en el país no está a la altura de lo que en su momento construí con tanto trabajo, pero al menos tengo la satisfacción de saber que mi semilla fructificó en Chile, donde, obviamente con su propio esfuerzo y estilo, supieron materializar mi visión de lo que tendría que ser un cuerpo oficial de la OTO. O sea, me había propuesto “liberar” toda América Latina, pero sólo llegué a Chile. ¡Es que San Martín hay uno sólo!

Mientras tanto seguía (y sigo) practicando artes marciales, hice otro profesorado de Yoga con Fernando Calviño, el introductor de los sistemas Ashtanga y Iyengar en la Argentina, y, como todos, viviendo también en el “mundo material”, como diría Sting.


¿Qué dirías que es el trance? ¿Reconocés más de un tipo?

¡Qué buena pregunta… Rogelio! Bien. En primer lugar, como todos sabemos, por etimología la palabra se deriva del latín transire, atravesar. Durante el trance atravesamos, o más bien, en el sentido en que vos me lo preguntás, transitamos de un estado de conciencia al otro.

Ahora fijate bien en lo que digo, “DURANTE el trance ATRAVESAMOS. Es decir, que el trance no es un estado de conciencia en sí mismo, sino que es la transición entre dos estados de conciencia. Es más, es el medio necesario para acceder a otros estados de conciencia. En términos más técnicos, al menos como yo lo veo, el trance consistiría básicamente en la activación de las funciones del hemisferio cerebral derecho por encima de las del izquierdo, poniendo en “reposo” la función racional y lógica de la mente, para acceder a los estratos subconcientes e incluso supraconcientes.

De hecho, la finalidad última del Yoga no es otra que la de suprimir la conciencia normal a favor de una conciencia de otra calidad, que nos permita conocer y comprender la “verdad metafísica”.

Ahora, en este sentido, creo que podemos hablar de dos tipos básicos de trance dentro de los que podríamos agrupar todos los que se te ocurran: el trance hipnótico y el trance yóguico. O, si lo querés en términos menos técnicos, tenemos por un lado el trance producido como consecuencia de la detención forzada de los procesos mentales, ya sea como consecuencia de la voluntad o de la emoción, y que tiene como finalidad la consecución de otros estados de conciencia; y por el otro el trance producido por la supresión de todos los procesos o estados mentales, con vistas al conocimiento de lo que a fuerza de mejores términos podemos llamar, por ejemplo, “la verdad metafísica”.


¿Qué formas de inducción de trance distinguirías? ¿Cuáles serían sus características principales?

No sé a vos, pero a mí la palabra “trance” me recuerda a “transa”. ¡Ah, otro de los misterios de la “sabiduría popular”! Y es que el trance y la transa se parecen. Es como si te quisieras levantar a una mujer que está con otro tipo. Básicamente lo que hacés es (dicen los que saben de estas cosas, claro), distraer de alguna manera al fulano, como para que no te moleste mientras te transas a la señorita, o señora. Para cuando el tipo se dio cuenta del engaño, la mujer ya cayó en tus redes (o te volviste a tu casa con un corte en la mejilla, pero bueno, seamos positivos). En el trance es lo mismo: no peleamos con nuestra conciencia racional, sino que la “engañamos” dándole algo en lo que entretenerse, mientras estimulamos de alguna manera nuestro subconsciente, para poder moldearlo en la dirección deseada.

No voy a entrar en detalles porque esto no es un curso, pero existen maneras de combinar muy eficientemente ciertos símbolos, ciertos movimientos corporales (podemos poner al sexo en esta categoría, obviamente sin querer reducirlo a una mera gimnasia), e incluso ciertos aromas, que te van a llevar fácilmente al trance, es decir, que van a permitir la transición de un estado de conciencia a otro.

Los especialistas en marketing saben perfectamente de lo que hablo. De hecho, toda nuestra sociedad vive en un trance hipnótico en el que la conciencia crepuscular del ciudadano promedio se dispara en distintas direcciones, todas ellas descendentes, para aceptar sugestiones muy definidas que, al no estar la conciencia racional interponiéndose en su camino, quedan implantadas como algo de lo más natural.


¿Qué tipos de estados de conciencia dirías que hay? ¿Cómo se vinculan los distintos tipos de trance (si es que hay) con ellos?

Eso depende de la escuela de pensamiento que consideremos, pero si querés escuchar lo que “yo diría…” A ver: se me ocurre una figura de geometría no euclidiana, o al menos parece algo así. Sería como una rueda pero al revés, es decir, el centro sería la periferia y viceversa. O sea que todo lo que voy diciendo tenés que imaginártelo al revés.

Del centro de la periferia sale un eje horizontal y otro vertical. En el primer eje tenés todos los pensamientos relativos a la vida material, de lo más sutil a lo más burdo, de lo más caótico a lo más armonioso. En el segundo eje tenés todos los pensamientos (y con pensamientos me refiero también a los “procesos mentales”) relativos a la vida “no material”, desde los inframateriales a los supramateriales. El trance hipnótico (o si se quiere también, “mágico”), nos lleva a los distintos puntos de ambos ejes. El trance yóguico, en cambio, nos lleva a ese punto central que es al mismo tiempo el origen y la superación de todos esos puntos.


¿Cuáles serían las diferencias centrales entre magia del caos y magick, si hay?

Seguramente muchos no van a estar de acuerdo con lo que voy a decir, que es una opinión muy personal. Para mí la magia del caos no es más que una reinterpretación de la magick de Crowley, o a lo sumo otra vuelta de tuerca con un sabor más contemporáneo, tanto en el buen sentido como en el no tan bueno. No creo que haya nada en la magia del Caos que de alguna manera no esté presente en la amplísima literatura de Crowley, aunque sea como una prefiguración.


¿Hay en la práctica mágica una definición comprensiva de psiquis? ¿Se puede sintetizar acá?

Sí, por supuesto. No olvidemos que la práctica mágica se basa en la cábala, o al menos en lo que sería más preciso llamar “la interpretación hermética de la cábala”, para diferenciarla de la cábala ortodoxa judía.

La cábala considera al hombre como una entidad que, a los meros efectos de su estudio, podemos considerar cuaternaria. En primer lugar, y siempre siguiendo a los cabalistas, tenemos la Nefesh, el alma animal o nivel primitivo de conciencia que compartimos con el reino animal, todos los mecanismos de supervivencia material que incluyen instintos, emociones, impulso sexual, etc. Le sigue la Ruach, nuestro intelecto propiamente dicho, esa parte del alma que monopoliza nuestra atención a tal grado que solemos identificarnos por completo con los procesos de nuestro pensamiento. Por encima de ella está la Neshamá o intuición espiritual, la parte del alma que trasciende nuestros pensamientos permitiendo lo que conocemos como Gnosis, y que vibra en armonía con la realidad última, Chiá. Chiá es la fuerza misma de todo lo que es, que a todos los efectos prácticos es idéntica a la pura conciencia de la Divinidad, y es nuestra verdadera identidad.

Si existe algún propósito en nuestras encarnaciones, éste sería la integración perfecta de estas cuatro partes del alma, para que podamos funcionar como unidades perfectas de la suprema conciencia, manifestando esa conciencia, sin límites ni inhibición alguna, en todos los planos de la existencia. Ese es el fin verdadero de la Magick, y de todo camino espiritual tradicional.


¿Cuál dirías que es la relación entre psiquis, realidad y acción mágica?

La REALIDAD, sos VOS. La PSIQUIS es aquello que te impide darte cuenta. La ACCIÓN MÀGICA puede ser una forma muy elaborada de reforzar esta ignorancia haciéndote perder en un laberinto de espejos, como les pasa a muchos. Pero, utilizada con sabiduría y un corazón realmente puro, la acción mágica puede ser la espada que destruya las cadenas que te limitan y esclavizan.


Insistiendo en un aspecto de la pregunta anterior: ¿Hasta qué punto se pueden considerar los actos mágicos como un reflejo psíquico de una realidad objetiva? ¿Hasta qué punto considerás que ese reflejo pueda ser correcto o distorsionado?

Creo que eso te lo contesté en la respuesta anterior. Pero, “hasta qué punto”, creo que eso depende del karma de la persona, o sea, del grado innato de idiotez o de iluminación con que aterrizamos en este mundo.


¿Considerás que el concepto de arquetipos es aplicable a la psiquis humana?

Me parece que sí, al menos es lo que deduzco de mis propias observaciones. Mientras más alejada está la persona de su propio proceso de individuación (para seguir utilizando la terminología de Jung), más condicionadas por los arquetipos estarán su propias percepciones. De esta forma deshumanizamos, y por poner sólo un ejemplo, la policía sólo ve ZURDOS y los manifestantes sólo ven FACHOS o REPRESORES. Recordemos, por las dudas, que el arquetipo es una modalidad de comprensión innata e inconsciente que regula nuestra propia percepción. En este sentido vamos por la vida etiquetando y referenciando permanentemente nuestra experiencia, en lugar de permitir que cada experiencia nos cante su canción única e irrepetible. Y así es como la vida pasa por nuestro lado y sólo vivimos dentro de nuestra cabeza.
N. del E.: acá tenemos divergencias teóricas que no pudimos explorar por la mencionada incompatibilidad de agendas.


¿Qué es el “esculpido anímico”?

No tengo la menor idea. ¿Vale googlear??!!
N. del E.: acá sinceramente esperaba robar mucha información. Estoy tan triste como ud., lector.


¿Considerás que hay aspectos trascendentes en el ser humano? ¿Cuáles serían? ¿Qué significa en este contexto “lo trascendente”?

En un nivel humano, nuestros actos nos trascienden. Sus efectos perdurarán aun cuando nosotros ya no estemos aquí. Esto es algo que podemos verificar a diario. Lo trascendente, podríamos decir, es lo que queda cuando ya no queda nada. O sea, la pura conciencia, no la conciencia de esto o aquello, sino la pura conciencia, sin limitaciones, más allá de cualquier estado mental, bajo o elevado, involutivo e evolutivo. La conciencia es lo que trasciende, porque es el origen y el fin de todo, y aquél que la experimentó, desafía incluso a la Muerte.

Lovecraft nos tira una punta muy interesante en su Necronomicón: “«Que no está muerto lo que yace eternamente, y con eones extraños incluso la muerte puede morir».
(otra proposición que me hubiera interesado desarrollar)


¿Creés que alguna forma de trance ayuda al encuentro con lo trascendente, o lo contrario?

Sí, como te dije antes, el trance yóguico es el camino más seguro. El hipnótico o mágico, en cambio, dependen de cómo se utilicen, o más bien con qué intención.
(otra proposición que me hubiera interesado desarrollar y nunca más pudimos dedicarle el tiempo necesario. Me prometo a mí mismo una segunda vuelta sobre varios de estos temas. Permanezcan en sintonía)


LUCIANO VECCHIO


SERENO 

CAMBIA UNA IDEA EN TU MENTE Y CAMBIARAS EL MUNDO


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Nacido en Zárate en 1982, trabaja como dibujante e historietista hace 15 años, habiendo visto sus trabajos publicados en Argentina, EEUU, España, Francia e Inglaterra, entre publicaciones independientes y mainstream.
Sus trabajos más recientes incluyen comics digitales de Justice League, Harley Quinn y DC Bombshells (DC Comics), Guardians of The Galaxy y Ultimate Spider-Man (Marvel Comics), y muchos libros de cuentos ilustrados de Superman y Batman.
Como parte del colectivo Tótem Comics, publica su primer obra como autor integral en formato digital, Sereno, recientemente recopilada en libro por Gutter Glitter. Actualmente coordina la página Secuencia Disidente que recopila el trabajo de más de 30 historietistas lgbtiq+
Rogelio




Entrevistamos a Luciano Vecchio sobre su obra de autor “Sereno” y charlamos sobre historieta, superhéroes, psiconáutica, género, política y medios.
La entrevista se realizó en dos idas y vueltas de cuestionarios y respuestas vía mail, suplementado por chat y los escasos mates que pudimos compartir a las apuradas.
Agradecemos a Luciano su tiempo y dedicación. Pueden comprar el libro de "Sereno" a través de la editorial Gutter Glitter, o seguir sus actualizaciones online en Totem Comics.


gelio

ORILLA: ¿Cuánta influencia dirías que tuvo tu práctica personal de sofrosis y psiconáutica, o chreative therapy, en la creación de Sereno?
¿Y cuál dirías que fue esa influencia, si la hay?
RogeliORILLA: ¿Cuánta influencia dirías que tuvo tu práctica personal de sofrosis y psiconáutica, o chreative therapy, en la creación de Sereno? Y cuál dirías que fue esa influencia, si la hay?

LUCIANO: Muchísima, aunque no fue tan a conciencia en los primeros años de producción. La imagen de Sereno está basada en visualizaciones personales, así como la de Oneres y el arco argumental que termina en su fusión.
Lo de algún modo loco fue que puesto a producir la historieta me olvidé de todo eso o no lo tenía presente y después identifiqué unas cuantas cosas que se me escaparon.

Una de las primeras cosas que saltan a la vista en la lectura de “Sereno” es la curiosa relación que establecés entre mundo interno, subjetividad, mundo social, medios de comunicación, simbolismo y enajenamiento voluntario e involuntario del capital simbólico. ¿De dónde sale esta relación? ¿Qué entreteje todas estas cosas? ¿Las considerás relacionadas en el mundo real, por así decirlo, fuera del contexto de tu obra?
¿A qué llamás “capital simbólico” en este contexto?
¿Dirías que Sereno es una obra política, desde esta perspectiva?

También es muy interesante la idea de que la paranoia funciona en espiral: una idea circular que se expande contaminando todo (el ataque estrella del supervillano Malflash), y que esto es una herramienta que crea las condiciones para que otros supervillanos puedan producir un “saqueo de capitales simbólicos”. Acredita repetir la pregunta ¿creés que representa una aspecto del mundo contemporáneo?
¿Dónde pensás que podríamos ver esto ejemplificado?

La obra, y un en gran parte mi subjetividad al momento de arrancarla, se para en el paradigma que sintetizo de varias corrientes místicas y filosóficas: La realidad no es dura, inmutable y obediente solo a factores externos al individuo, sino que es interpretación, mutante y en estado de vibración. Dadas ciertas condiciones, el trabajo interno (psiconáutica, etc) puede dar lugar a modificar la realidad personal e incluso material, en el sentido de que para poder tomar una decisión o acción distinta primero hay que poder imaginarla, cambiar un patrón de conducta tóxico modifica nuestro modo de relacionarnos con el mundo, etc.

Eso que funciona en lo micro, se vuelve un campo de batalla en lo macro, donde las “ideas del mundo” están en pugna y ya no alcanza con cambiar la propia idea para modificar la realidad a escala social. Ahí es donde para mí entran a volverse sinónimos “magia” y “política”, en tanto a creación colectiva de la realidad que habitamos, e interpreto los medios de comunicación masivos como herramienta del mago maligno para modificar la realidad colectiva a través de modificar la idea de realidad que hay en cada individuo. En este contexto usé “capital simbolico” que es saqueado como esas ideas y valor propio y colectivo inherente a las personas.

Esto que en Sereno conté en clave superheroica creo que sucede del mismo modo en el mundo real, donde los medios tuvieron un rol fundamental en hacer que por ejemplo las personas pasen de creerse sujetos de derecho a creerse inmerecedorxs de acceder a un estado de bienestar digno, trastocar y desjerarquizar sentidos comunes que creíamos conquistados y perdimos o tenemos que salir a defender mientras son reemplazados por los que habilitan el neoliberalismo y ponen a las clases postergadas a actuar en contra de sus propios intereses. 
Yo creo e insisto en que toda obra de ficción es política, un diálogo con la realidad y alimento del imaginario, alimento de esa “idea” que puede cambiar al mundo o reforzar sus peores aspectos. Desde que empecé Sereno trato de producir siempre a conciencia de eso.





¿Cuál es la naturaleza de el “lado monstruo”?. Aunque más adelante en el comic Oneres aparece como una representación mucho más definida, pareciera tener relación con el concepto junguiano de “Sombra”. ¿Es así?


Es así, y sin proponérmelo repetí el concepto desde un par de perspectivas. El lado monstruo de Pánico es la sombra negada al extremo y vuelta fuerza de destrucción y regocijo en lo pesadillesco, lo turbio y doloroso. De hecho llamarla “monstruo” es lo que no permite de ningún modo integrarla como aspecto de la propia psique, la deshumaniza y la considera un hecho externo.


Hacés alusión a un campo “morfeogenético” (interesante neologismo) desde el cual “una imagen consensuada” comienza a “reemplazar la percepción colectiva que llamamos mundo real”. ¿Te importaría desarrollar un poco más explícitamente las ideas contenidas en estos conceptos?


Es una combinación medio goma de la idea de “campo morfogenético”, a grandes rasgos la internet invisible que conecta el conocimiento colectivo de la especie, y Morfeo (señor de los sueños en la mitología griega y usado en ficciones como Sandman y Matrix). Es otro abordaje de la misma idea que desarrollé en la primer respuesta y es un poco el patrón de los villanos, la realidad colectiva como un consenso modificable, y esa búsqueda una versión del cliché supervillano de “conquistar el mundo”. Pánico lo intenta soltando las pesadillas como si fueran monstruos con voluntad propia y anulando la voluntad de quienes las generan, que solo pueden dormir entregadxs a lo perturbador.

Sos conocido como militante por la igualdad de género. ¿Es en ese sentido el romance entre Sereno y Rufián una exposición de principios?


Es representación, soy un autor marica y antipatriarcal y necesitaba que mi personaje lo fuera, es en parte el superhéroe que hubiera necesitado leer de chico y no existía. Como autorxs lgbt+ me parece urgente y necesario reapropiarnos del modo en que somos representades en las ficciones, presentar nuestros personajes, biografías, afecciones sexoafectivas y seguir aportando a la construcción cultural de qué nos significa ser personas lgbt+ en este mundo. Particularmente en Sereno, de las distintas maneras válidas de hacer activismo en ese sentido en las ficciones, elegí la de representar la total naturalización. En el mundo de Sereno, el hecho de que él y Rufián se gusten no es un tema de conflicto. En todo caso el conflicto pasa por qué hacen ellos con esa relación.




¿Por qué la tensión romántica se da entre “lados opuestos de la ley”? ¿Y porqué dentro de esto el que da el primer paso es Oneres, el lado inicialmente no aceptado de Sereno? ¿Es un homenaje a parejas famosas de la historieta como Batman y Gatúbela, una referencia autobiográfica, tipo representación de vivencias personales, una propuesta argumental con fines puramente narrativos? ¿Todas las anteriores, ninguna?


Un poco de todas, el homenaje a la dinámica de Batman y Catwoman (y también Spider-Man y Black Cat) transpolado a una relación gay fue el primer disparador, y también jugar con el poder del “encantador” de nublar la visión “elevada” de Sereno, que es algo que sí me ha pasado y le puede pasar a cualquiera, perder la objetividad y el eje interno por gustar de alguien.


Hay un homenaje claro a Watchmen, y muchos guiños a personajes y lugares comunes del cómic superheroico. ¿Cuáles dirías que son las principales influencias historietísticas presentes en Sereno?


¿Cuál es el de Watchmen que me lo perdí u olvidé? (N. del E.: las primeras págs. de "Pulso 7") Las influencias son bocha, Sailor Moon, Batman Beyond, Starman, Avatar the Last Airbender, la obra de Grant Morrison en general.


También se captan referencias a Carlos Castaneda, magia del caos, magick, al rei ki, formas de hinduísmo y zen y términos new agers. ¿De dónde sale tu acervo simbólico para todo eso?.


De mucha curiosidad e investigar y experimentar con esos temas durante mis veintis. Igual nunca fui un practicante disciplinado de nada, más bien fui de leer mucho y caóticamente en internet, charlarlo mucho con amigues interesades en los mismos temas, absorber de ficciones afines, y hacer la propia licuadora de conceptos.


¿Por qué es la luna la fuente de poder de Sereno? ¿Qué significa para vos la luna como símbolo?


Uh, tantas cosas. Lo que tiene la Luna es que solo nombrarla ya invoca montones de significados en montones de sistemas. En lo formal partió de aplicar las formas del género “Magic Girls” y específicamente Sailor Moon a un personaje varón (el nombre Sereno también es un guiño directo). En un momento casi coloco su fuente de poder en la estrella Sirio para conectarlo a los pseudomitos de la Federación Galáctica, pero acotarlo a la Luna me pareció más potente en la simpleza.
Es la regente del plano emocional en la astrología, el puente de la imaginación y las visualizaciones a las esferas arquetípicas en kábalah, y es espejo y canalización de luz en lo concreto. También es un símbolo femenino y antipatriarcal que me gusta aplicar a una masculinidad sensible.


¿Querés ampliar el concepto de “masculinidad sensible”?


Por las dudas y para no confundir, puse masculinidad como sinónimo de varón, no en abstracto, podría haber puesto “un varón sensible”. De ninguna manera creo que haya una “manera masculina de ejercer la sensibilidad”, sí que el modo en que se la ejerce está coartado y condicionado por los roles sociales de género que se nos imponen y es lo que quiero desandar.



¿Qué significa para vos el Selenita? ¿Cuál es la idea representada ahí de un Yo Superior? ¿De dónde sale la idea de un Yo Superior?


Converge desde varias fuentes. La relación con el Guía en la sofrosis, el higuer self exaltado como el aspecto de la psique que está en armonía con el todo y al que uno puede recurrir para mirar desde otra perspectiva más elevada o desapegada, el alma pre-encarnada que nos deja pistas para que nos autointerpretemos a través de oráculos y psiconáutica. En el plano de la ficción, es una versión exaltada de Sereno que existe fuera del plano 3D y percibe el tiempo en simultáneo, y desde ahí asiste dando su poder. Sereno es la fusión entre el humano y su propia hiperalma.



El personaje de Numen representa una espiritualidad homogeneizada por la fuerza, que va subyugando las individualidades a una única perspectiva. En cierto sentido, ¿se lo puede equiparar a las religiones o sistemas filosóficos instituídos? ¿Cómo te parece que se puede dar el juego entre individualidad y escuelas espirituales? O dicho de otro modo: si las escuelas homogeneizan ¿qué alternativa le queda al individuo para desarrollarse más allá de los límites de su propia concepción?


En mi subjetivísima opinión, las corrientes espirituales e instituciones religiosas cagan todo al erigirse en dogma y doctrina. La espiritualidad será poética o no será nada. Creer en los constructos espirituales con las mismas herramientas cognitivas con que se cree en la física y la materia me parece ser lo que nos vuelve unxs tullidxs espirituales. Mi alternativa, insisto, subjetivísima, es practicar el creer en todo para no creer en nada, buscar las matrices simbólicas de los sistemas de conocimiento espiritual, encontrar los patrones comunes, discutirlos, y recordar todo el tiempo que no son más que símbolos y metáfora para dialogar de algún modo con lo inefable, pero no son la posta de nada ni son universalizables.


Es muy interesante la idea de que el villano Pathos tenga que enfermar su cuerpo y campo energético para poder recibir en sí las fuerzas oscuras a las que quiere servir, pero desde posiciones más relativistas se podría criticar esta asociación oscuridad-enfermedad o vibraciones bajas-maldad. Incluso se puede argumentar que no existe algo como la maldad sino simplemente naturalezas diferentes, así como tampoco “emociones negativas” sino caminos diferentes. ¿Es una toma de posición de tu parte, este planteo? ¿Crees en la existencia de la maldad?


No sé si tengo respuestas a todo eso. Por un lado remarcar que lo enfermo en Pathos es autogenerado, no es la enfermedad que le sucede a alguien sino un camino autodestructivo elegido a conciencia con fines ruines e intención de daño a terceros. No se si me interesa hablar de “la maldad” en abstracto, de hecho creo que lo evité a conciencia en la obra. Existen maldades. La visión relativista de las “naturalezas diferentes” está muy piola si no sos una persona encarnada en esta realidad siendo objeto de múltiples violencias. Por poner un ejemplo, si sos mujer o marica, la violencia machista ES la maldad, algo a trabajar para revertir, no para aceptar así como está porque pues nos está matando, literalmente.





Por otro lado ¿qué diferencia hay entre el lado monstruo, la Sombra personificada en Oneres y este otro tipo de oscuridad? ¿Dónde está la diferencia entre la oscuridad “buena” y la “mala”?


Creo que la diferencia está en el odio y acciones destructivas ejercidas sobre terceros, y las consecuencias irreparables que exceden el propio control. Una es metáfora de procesos íntimos de la psique, la otra es ejercicio de violencia concreta.


La resolución de la historia parece integrar o posicionar a la luz y la oscuridad en un mismo plano (“el combate es ilusorio” “somos lo mismo: energía en movimiento”). Dentro de eso ¿qué lugar tiene la moralidad? ¿porqué se habría de elegir un lugar en vez del otro? ¿Porqué el protagonista, por ejemplo, representa la luz?


Acá un poco me da fiaca responder porque no es tan racional, o pierde gracia al racionalizarlo. Por un lado, si bien Sereno exaltado puede usar esas herramientas para desactivar ese conflicto y frenar el odio arrasador de Fotofobos, no deja de ser un actor llevando a cabo una acción: desactivar el conflicto y no dejar que siga su curso de destrucción. Es un conflicto que no pasa tanto por luz-oscuridad sino por odio-empatía. Luz y oscuridad son recursos narrativos y mutantes con connotaciones flexibles, de hecho para no fijarlo en una posición cómoda el primer episodio del segundo volumen instala un cambio de status quo con un superhéroe antagonista que también representa la luz, en este caso solar, y criminaliza la oscuridad.


Finalmente: si bien Sereno progresa mucho en desbanalizar los conflictos motores de la historia, ¿podés imaginar un cómic de superhéroes sin una oposición antagónica donde una de las dos partes deba ser “mala”? ¿O ejemplificar algo así en la obra de otros?


No se, es parte de la búsqueda claramente pero creo que la estructura del conflicto es innerente al género. No necesariamente de bien y mal, pero sí de posturas antagónicas. Es una de las inquietudes a seguir explorando en el futuro de la serie. Se me ocurren ejemplos de antagonistas complejos e ideológicos más que malvados, los de Avatar y en especial las dos últimas temporadas de Leyenda de Korra son algunos de mis favoritos. Que NO haya conflicto no se me ocurre.


Últimas preguntas: hay referencias en Sereno a diferentes formas de mitología, cosa que suele venir asociada con ciertas formas de espiritualidad. ¿Porqué creés que la mitología y la espiritualidad van tan de la mano?


¿No son lo mismo? ¿No son los mitos espiritualidad en desuso que sobrevive como narrativa?


Interesante idea... por otro lado, es un lugar común la concepción del cómic de superhéroes como el folklore y mitología contemporáneas. ¿Estás de acuerdo con estas posturas?


Sí, de hecho el ensayo Super Gods de Grant Morrison fue material de estudio para mi obra. Si bien creo que aplica mejor y a la distancia sobre personajes-entidades que tienen ya casi un siglo de historia acumulado por ejércitos de autorxs, siento que al abordar el género de superhéroes de un modo sincero podemos hacer contacto con esa nube de hiperépica y canalizar su poder inspiracional.

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